En las últimas décadas, la profesión de enseñar se ha visto inmersa en una serie de paradojas que apuntan a la exigencia para los directivos docentes de llevar a sus instituciones acorde con los requerimientos que el mundo global les impone en tensión con la urgencia de sortear el día a día que recae en la escuela y que, sin duda alguna, representa un cumulo de realidades problémicas para quien tiene la tarea de administrar este tipo de instituciones: las situaciones derivadas de las fracturas sociales, la violencia escolar y los avances en la sociedad del conocimiento, son algunas de las variables que se muestran complejas a la hora de gestionar en las organizaciones educativas.