Casi todos los niños tienen momentos en que su comportamiento está fuera de control. Pueden correr de un lado a otro, hacer ruidos sin parar, negarse a esperar su turno y chocar con todo lo que los rodea. En otras ocasiones, pueden andar sin rumbo como si estuvieran soñando despiertos, incapaces de prestar atención o de terminar lo que comenzaron; todo esto es muy común en casi todos los niños y el que presenten estas conductas no quiere decir que sufran del trastorno por déficit de atención e hiperactividad.